martes, 8 de septiembre de 2020

Moodle Módulo3

 


Conocimientos básicos de Moodle

Hacia una pedagogía de la virtualidad

 

Módulo 3. Inscribirse en una escena colectiva

 

 

Introducción

En el módulo anterior, abordamos la cuestión de la consigna y el trabajo con el saber en las aulas virtuales, una función central de la escuela que nos proponemos sostener en la virtualidad, o en la semipresencialidad, acompañados por los nuevos entornos sociotécnicos (aunque sean “nuevos” por su masividad y por estar orientados a la escolaridad obligatoria). Cómo disponer la clase, según qué coreografías, a través de qué preguntas y cómo convocar la atención fueron algunas de las preguntas que recorrimos.

En este nuevo módulo, seguiremos profundizando en estas ideas trayendo a la escena otra de las funciones centrales del dispositivo escolar, aquella que tiene que ver con hacer comunidad. Nos referimos a tres cuestiones fundamentales de la escuela: como espacio de transmisión de la cultura común, como espacio de encuentro con los pares y como lugar otro, distinto al hogar, donde convivimos con lo que no es lo familiar, que no es lo privado, sino lo público.

 

Objetivos

   Pensar la escuela como espacio de encuentro intergeneracional y también con los pares, con los otros y lo otro.

   Explorar las configuraciones de Moodle que permiten organizar el trabajo grupal y colaborativo en las aulas virtuales.

   Construir criterios comunes de selección de contenidos y modos de trabajo con el conocimiento que nos permitan reponer la dimensión colectiva incluso en la distancia física que supone la virtualidad.

                                                                                                                

Contenidos

El desafío de interrumpir la trama cotidiana con una propuesta escolar que nos acomune en la virtualidad. Aprender con otros, de otros y junto a otros en la plataforma Moodle. La educación como transmisión del mundo, la escuela como umbral de lo privado a lo público. Familia y escuela: hacer comunidad, cuidar en comunidad.

 

Estar juntos cada uno en su casa

Uno de los desafíos que el aislamiento social preventivo y obligatorio nos invita a asumir es aquel de recrear un cierto modo de estar juntos entre generaciones y con los pares, que es propio del encuentro escolar. En contraposición a ese espacio colectivo y compartido, la virtualidad nos mantiene a cada uno/a en su casa y, en el mejor de los casos, interactuando con lo que la escuela propone a través de una pantalla o de un cuadernillo.

Para detenernos brevemente en esta aparente oposición, los y las invitamos a visualizar un corto registro histórico documental de 1954 donde el célebre psicólogo conductista Burrhus Frederic Skinner presenta la Máquina de enseñar. Disponible aquí.

Luego de mirarlo, les proponemos reflexionar sobre los siguientes interrogantes: ¿Cómo se organiza el intercambio y la participación en esta clase que muestra Skinner? ¿Cuál es el lugar que se le da la conversación y a la puesta en común en relación al aprendizaje? ¿Qué lugar se le da al trabajo docente? ¿Y al trabajo con los pares?

 

La escena que se recrea con la “Máquina de Enseñar” de Skinner tiene lugar en un aula presencial. Sin embargo, la organización de los cuerpos y de la atención está fragmentada y volcada al trabajo individual y a la interacción exclusiva con una máquina, en un aprendizaje programado en una secuencia que es igual para todos los y todas las estudiantes. ¿Cómo es esta escena en el escenario actual, donde el ingreso a la escuela, a lo escolar, está mediado por una pantalla de acceso individualizado? ¿Se parece? ¿Se distancia?

En principio, es importante decir que la escena de Skinner se parece bastante poco tanto a lo que pasa efectivamente en las escuelas como a lo que nos gustaría que pase. En contraposición, entendemos a la escuela como un espacio donde se aprende con otros, donde el encuentro de las miradas y el intercambio de las palabras es condición del hacer cotidiano escolar que supone inscribirse en una cultura común. Un hacer que tiene mucho que ver con el entorno sociotécnico, que habilita ciertos trabajos y conversaciones mientras desalienta otros, pero que puede ser (o no) a partir de la propuesta pedagógica del o de la docente.

Entonces, ¿cómo hacer del aula virtual un espacio donde estar con otros? En el módulo anterior, la docente, que relataba su experiencia con los encuentros sincrónicos mediante aplicaciones de videoconferencia, los describía como una forma de libertad que nos permitía estar juntos cuando el aislamiento social es la mejor forma de cuidarnos. En este módulo, profundizaremos en ello, planteando que en Moodle existen otras posibilidades de estar juntos, de construir en colectivo y de construir lo colectivo. La preocupación será, entonces, cómo hacer comunidad, cómo habilitar en el aula virtual modos de estar y hacer con otros, cómo generamos un fogón que nos convoque desde la calidez y las ganas de estar juntos a pesar de la distancia física.

Los y las invitamos a mirar el siguiente video del pedagogo Manuel Becerra, donde reflexiona sobre la presencia en el nuevo escenario y nos plantea algo sobre lo que nos falta en la virtualidad. Disponible aquí.

 

Escuela y familia

Marcelo Caruso, especialista en historia de la educación, señalaba, en la mesa de apertura de las ya citadas Jornadas Nacionales de Formación Docente del INFD y el Ministerio de Educación de la Nación, que la situación de pandemia funciona como una maquinaria de hacer ver cosas que ya estaban ahí, pero que ahora tienen otra urgencia. Una de ellas es el valor simbólico y social de la escuela como un lugar otro a la casa y que cumple una función de aprendizaje, pero, además, una función social de guardería (término que pone entre comillas).

Frente a la interrupción de la presencialidad, se produce una disrupción del cotidiano que visibiliza a la escuela como un lugar indispensable para la organización familiar en el contexto del capitalismo moderno. En línea con otros debates actuales, diremos que la escuela aparece, por lo tanto, como un espacio de cuidado, como una institución con la cual las familias comparten las responsabilidades no solo de inscribir en la cultura común, sino también de dar abrigo a los nuevos y las nuevas.

No se trata de un tema menor porque, como bien señala Caruso, la tensión entre el aprendizaje como centro del proyecto escolar y lo que llama función social ha marcado buena parte de los debates sobre el devenir de la escuela en las últimas décadas, especialmente desde los noventa. Pero no es la idea aquí volver a esos debates, sino traer a la reflexión una realidad que, en este contexto, tomó una nueva materialidad: las familias cuentan con la escuela para que cada uno y cada una (adultos/as incluidos/as) pueda llevar adelante sus tareas diarias.

Desde la virtualidad, ¿cómo podemos reponer algo de lo compartido de las tareas de cuidado?, ¿cómo podemos seguir acompañando en la organización familiar cuando los tiempos y espacios de las escuelas son otros? Al igual que otras veces, no tenemos respuestas, pero sí algunas sugerencias.

En principio, es importante que desde un aula virtual podamos generar nuevos rituales, nuevos acuerdos de tiempo y espacio que resulten ordenadores de la enseñanza por otros medios; por ejemplo, publicar clases siempre el mismo día y cerca de la misma hora. También, limitar los espacios de intercambio a un conjunto de plataformas, haciendo uso de todos aquellos recursos digitales que nos permitan estar y construir con otros aunque limitado a un número pequeño de estudiantes que, reunidos y reunidas en el aula de Moodle como centro de la propuesta, les permita construir una familiaridad progresiva. Además, mantener el aula limpia, es decir, ordenada con una lógica que tenga un sentido de constancia (una pestaña por semana o por clase o por proyecto, siempre bajo el mismo criterio).

Por supuesto, todas estas consideraciones funcionan mejor como rituales si son el resultado de un acuerdo institucional en el que la totalidad de los y las docentes de una escuela se comprometen: si los criterios para ordenar el aula, los espacios/plataformas y los tiempos son los mismos para todos y todas.

De alguna forma –como muchas instituciones ya han podido comprobar en estos meses–, esos criterios comunes nos permitirán pasar de la materia o del aula como unidad de vínculo entre estudiantes y tareas para proponer, en cambio, una escuela en la virtualidad, un proyecto que nos reúne como cada día nos reúne el edificio escolar.

Otra forma de acompañar la organización familiar es proponer actividades que permitan el trabajo autónomo de los y las estudiantes, es decir que no dependan de los adultos y las adultas ni para el acceso a los recursos ni para la resolución de las actividades. Claramente, esto no será igual para todas las familias ni en todas las comunidades, pero este criterio de autonomía vuelve a ser importante a la hora de pensar qué y cómo lo proponemos.

Una casa donde hay un solo celular no funciona de la misma manera que aquella donde hay múltiples dispositivos. Tampoco funciona del mismo modo para estudiantes (o familias) alfabetizadas que para aquellas donde el acceso a la palabra escrita es un desafío en construcción. Pero lo que nos interesa especialmente es pensar en actividades que puedan resolverse de forma independiente y que, al mismo tiempo, contribuyan a que los y las estudiantes ganen autonomía, eso que aprenden también progresivamente en las aulas presenciales.

Finalmente, no hay que descuidar aquello de enseñar el oficio de estudiante, especialmente para el sexto año de la escuela Primaria y los primeros de la Secundaria. Acompañar en hacerse de un tiempo y un lugar para el trabajo escolar (respetando la diversidad de realidades domésticas), orientar sobre los materiales reales que pueden ser de utilidad para dejar registro de procesos o ideas centrales (un cuaderno de apuntes, una carpeta de clase) y enseñar a leer de manera comprensiva (preparando un texto para el estudio, por ejemplo) son algunas de las cosas que podemos hacer en este sentido.

 

Generar momentos comunes

En principio, y como ya abordamos en el módulo anterior, los foros son el espacio de construcción colectiva más a mano en las aulas virtuales de Moodle. Por supuesto, también lo apuntamos, la profundidad del trabajo y lo significativo de los intercambios depende de las consignas y de las intervenciones docentes, particularmente de las preguntas que puedan traer al foro para sostener el diálogo acerca de la cultura y el conocimiento. Más adelante, profundizaremos sobre el tipo de conversaciones que habilitan de mejor manera la construcción colectiva. Pero, ahora, avanzaremos en otra línea.


En el aula presencial, una de las formas más habituales del intercambio es el trabajo grupal. En la virtualidad en general y en Moodle en particular, existe la posibilidad de generar instancias con agrupamientos distintos al trabajo individual y la puesta en común colectiva. Es el caso de las llamadas Actividades (nombre que la plataforma le da a estas configuraciones, siguiendo con las metáforas escolares), que pueden resolverse a través del trabajo con pares en pequeños o grandes grupos.

Resulta fundamental poder seleccionar aquellos espacios de encuentro, conversación y producción que se ajusten mejor a las necesidades comunicativas de los y las estudiantes para dar respuesta al desafío propuesto. Pero antes de pasar a la descripción de cada una de las opciones de trabajo entre pares en las aulas virtuales de Moodle, es necesario abordar la conformación de grupos, un paso anterior que se precisa para marcar los recorridos y espacios propios de cada equipo de trabajo en el aula virtual.

La definición de Grupos nos permite elegir qué integrantes los constituyen o asignarlos al azar. Luego de esto, podemos elegir qué tipo de actividad colectiva llevar adelante (Wikis, Foros, Tareas, entre otras “actividades de Moodle”).

 

 

En el siguiente tutorial, podrán explorar los caminos para la creación de grupos en la plataforma Moodle. Disponible aquí.

 

Aprender con otros

Como menciona Daniel Feldman (PostituloEduTIC, 2015) en una entrevista que compartimos más abajo, lo que define al trabajo colectivo, en relación a su vínculo con las tecnologías, no es el medio (documento compartido de Google, una wiki, un muro, un foro, un chat o una mesa de trabajo con papel y lápiz), sino la consigna, el tipo de tarea que empuje a las alumnas y los alumnos a trabajar cooperativamente entre sí.

Aquí es central preguntarnos: ¿todo trabajo grupal supone un aprendizaje colectivo? No, ya que no se trata de un opción de agrupamiento; se trata de un modo de relación con el saber y de conversar y cooperar con los y las demás para construir conocimientos en conjunto.

Entonces, ¿qué es lo específico de este tipo de aprendizaje?

Es la posibilidad de resolver una tarea con otros y de aprender –cuando la propuesta de enseñanza abre la posibilidad– con otros, de los otros, junto con otros. El aprendizaje colectivo es, así, un modo de aprender donde la conversación y el intercambio con los demás es el principal trabajo con el saber, donde ​el aprendizaje se produce al compartir ideas, explicar y argumentar para que otros y otras entiendan, comprender el punto de vista de otros para evaluar colectivamente la información o las hipótesis y construir consensos para la toma conjunta de decisiones.

Es importante, por lo tanto, tener en cuenta que el aprendizaje con otros puede tener distintas temporalidades. A veces, puede darse cuando trabajamos en grupos y, otras, cuando estamos frente a algunas consignas y desafíos específicos que dan lugar a distintas formas de comprender o describir. Al mismo tiempo, define y constituye a cada grupo también por su potencial de sostener estos modos de aprender.

Estas implicancias del trabajo con otros las tenemos que pensar tanto en relación con los espacios de colaboración diseñados para nuestros y nuestras estudiantes como también en la organización del trabajo entre pares, entre colegas docentes. Las nuevas tecnologías por sí solas no van contribuir a ese trabajo colaborativo; tiene que existir una clara intencionalidad pedagógica, sistemática y duradera que promueva a que los y las docentes trabajen con otros. Se busca generar empatía, conocerse y reconocerse, plantear discusiones, intercambios y debates, establecer problemas en común, revisar lo hecho y volver a empezar.

 

Los y las invitamos a acceder a una entrevista realizada a Flavia Terigi y Daniel Feldman sobre el trabajo colaborativo mediado por tecnologías digitales y en red. Allí, se describen algunas de las condiciones que una propuesta de enseñanza debe reunir para convocar al trabajo colaborativo:

     Primero, la propuesta debe estar organizada alrededor de un asunto que demande colaboración, es decir, que no pueda resolverse en solitario o que no tenga sentido de ese modo.

     La segunda condición es, para Terigi, que exista un tiempo personal de elaboración, un espacio privado de trabajo en borrador que permita que cada estudiante llegue al trabajo colectivo desde una producción o posicionamiento propio.

     Finalmente, la tercera condición para promover un trabajo colaborativo es movilizar un tipo de conversación que no focalice en la disputa o en la acumulación de respuestas e ideas (aunque contradictorias), sino que sea exploratoria y donde cada uno o una pueda exponer sus argumentos y, desde allí, trabajar en conjunto para la construcción de consensos.

La entrevista completa está disponible aquí.

Recursos para el trabajo colectivo en Moodle

A continuación, describiremos brevemente algunas de las Actividades disponibles en Moodle, que permiten el trabajo con otros. El listado no pretende ser exhaustivo, sino recuperar aquellos recursos más frecuentemente utilizados.

Wikis:

El módulo de actividad wiki le permite a los y las estudiantes añadir y editar un contenido en un documento de manera colaborativa (todos y todas pueden escribir y/o borrar). Una wiki es como un cuaderno: podemos sumar tantas páginas como sea necesario y, dentro de cada una, escribir con textos, imágenes, audios o videos.

En general, la wiki es cooperativa, en ella trabaja un grupo. Sin embargo, puede ser asignada a un solo alumno o una sola alumna, constituyéndose en un diario personal de trabajo. Tiene dos características típicas: la primera es que dispone de un historial de cambios que permite al/a la docente observar qué aportó cada integrante del equipo al documento en construcción; la segunda es que permite exportar el documento como PDF, lo que facilita el compartir y el entregar (como tarea) en el buzón correspondiente.

 

Tutorial sobre Actividades en Moodle: Wiki. Disponible aquí.

 

Foro Grupal:

Ya hemos hablado de las características de los foros dentro del Campus. En relación a las propuestas de trabajo con otros, agregaremos que son una muy buena opción para hilvanar conversaciones sobre un tema específico. También, para debatir, acordar y discutir antes y durante la realización de la actividad.

Para este fin, los foros se deben configurar por grupos; de este modo, en cada hilo de conversación solo podrán participar los miembros del grupo armado. Existen, además, dos condiciones de visualización: los Grupos visibles (todos ven lo que editan los otros grupos) o Grupos separados (donde no hay acceso a la conversación de los demás).

Los foros grupales tienen diferentes funciones en el aula. Entre ellas, permiten crear acuerdos y desarrollar discusiones al interior de los grupos de trabajo. Muchas veces, se usan como un complemento de la wiki: en la wiki desarrollan el documento que acuerdan en foros grupales privados. Es probable que esos intercambios, que dan como resultado una producción grupal, se combinen con el uso de herramientas de comunicación por fuera de la plataforma (correo electrónico, grupos de WhatsApp). Si la propuesta es inquietante, seguramente los espacios de intercambio se diversifiquen y desborden los espacios formales previamente pautados.

 

Tutorial sobre Actividades en Moodle: Foros Grupales. Disponible aquí.

 

 

Tarea:

La actividad Tarea funciona como un buzón de entrega de actividades. Puede ser individual o grupal y es posible elegir si entrega un solo integrante o si entregan todos. También, permite crear una escala de calificación (profundizaremos sobre la evaluación y sus desafíos en el próximo módulo de este curso) y ofrecer criterios de evaluación –en forma de texto, rúbrica o lista– que estén disponibles para los y las estudiantes antes de la entrega. Esos criterios pueden ser utilizados por el o la docente para construir las devoluciones, individuales o grupales, a través del espacio específico que ofrece la sección Tarea.

Cuando utilicemos la actividad wiki, es interesante disponer de un espacio de Tarea para que los grupos puedan entregar sus producciones finales en PDF, consultar los criterios de evaluación y recibir una devolución.

 

 

Tutorial sobre Actividades en Moodle: Tarea. Disponible aquí.

 

¿Hacemos recreo en la virtualidad?

Una cuestión no menor, que podemos retomar de las palabras de Manuel Becerra citadas en el primer apartado, es la importancia de las otras cosas que pasan en la escuela: el encuentro con los pares, los momentos de disfrute, de pausa, de recreo y de intercambio de otro orden.

El aula virtual de Moodle nos permite generar espacios y tiempos de este tipo. No implica utilizar ninguna configuración especial, sino la decisión pedagógica de disponer un espacio definido por esas otras reglas. Típicamente, esto se hace a través de un foro que funcione de pausa, de tema libre, de recreo. Ese espacio puede ser entre pares, con mediaciones rasantes del docente, o puede ser un lugar de encuentro entre generaciones donde esté habilitado un tipo de diálogo y unos temas que son hoy centrales para cuidar cotidianamente, donde ver y reconocer a los y las estudiantes desde otro lugar más cercano y honestamente amoroso.


 

La transmisión de la cultura común

Desde su origen como dispositivo masivo de educación de las infancias, la escuela ha estado preocupada por traer a los nuevos y las nuevas a la cultura común, a aquellas narrativas que nos unen, a las palabras que compartimos, a las prácticas de hacer en colectivo, a los modos de ver y entender el mundo más o menos institucionalizados. Esto supuso, en muchos casos, que la escuela fuera un territorio de encuentro con los otros, con aquellos y aquellas que no son iguales a mí; también, un encuentro con lo otro, con lo que no me es familiar porque no es del orden de lo doméstico, sino de lo público.

Esta idea del origen se contrapone, muchas veces, con un sentido común que asume que la escuela no puede contradecir las ideas y valores de la crianza familiar, como si debiéramos sostener un continuo entre el aula y el hogar. Pero ¿cómo aprendemos a convivir con los otros y con lo otro si todos y todas son iguales a mí, si solo escucho el mismo discurso acá y allá? Por el contrario, la escuela les ofrece a los nuevos y las nuevas una práctica de ciudadanía en la medida en que el encuentro con lo inesperado, que los y las desafía, se hace presente y en la medida en que, precisamente, puedo y debo reconocer y respetar un otro porque compartimos un mundo común.

En ese sentido, Jorge Larrosa (2018) señala que lo que se pone en juego en la educación son los bienes comunes, aquello que, como la plaza, es cosa pública. El asunto de la escuela es, entonces, la transmisión de la cultura, el pasaje a los nuevos y las nuevas de lo que sabemos y construimos las generaciones anteriores y que decidimos, como sociedad, que merece ser conservado y renovado. Se trata de una comunicación del mundo, de una desprivatización de los objetos del conocimiento y de la cultura, pero también de las formas de habitar, de vivir la vida (humanamente) y de dar sentido a lo que significa vivir.

“Los niños, los que nacen, son nuevos en el mundo, vienen a un mundo que les precede y que seguramente les sucederá, y la responsabilidad de la educación es transmitirles ese mundo. Entregárselo como una herencia. Como una herencia que no está acompañada de ningún testamento. Es decir, que los nuevos renuevan el mundo al mismo tiempo que lo reciben (Larrosa, 2018, p. 432)

 

A partir de esta forma de ver las cosas, podemos pensar que recrear lo común en la escuela no es solo una cuestión de estar juntos, sino de proponer un trabajo sobre determinados bienes, un trabajo de comunicación y pasaje. Salir de casa y entrar a la escuela no se trata únicamente de edificios… ¿qué otras cosas pueden funcionar de umbral, de transición, entre la casa/lo privado y la escuela/lo público? Una propuesta, indispensable en estos tiempos de aislamiento, será traer aquello que nos acomuna al aula virtual, esos bienes de la cultura y del conocimiento que sentimos propios y que, al mismo tiempo, son colectivos, que nos anudan a los y las demás en un tejido social en el que somos todos y todas y, también, cada uno y cada una. Reponer el sentido de comunidad en las actividades que proponemos en el aula virtual será uno de los modos de interrumpir, romper y cuestionar por siempre la escena de Skinner en su versión digital y conectada cada uno y cada una en casa.


Por lo tanto, entendemos que se trata de convocar la palabra para el intercambio con otros, y que eso será más rico cuando pensemos en trabajos grupales, pero, además, cuando propongamos proyectos significativos que, tal vez, involucren más de un área o materia. Porque, a decir verdad, en estos tiempos, no solo los y las estudiantes andan necesitando a los otros: a quienes enseñamos, el cuidado y acompañamiento también nos hace bien.

Los y las invitamos a pensar un aula virtual de Moodle que nos pueda reunir a varios y varias, donde los y las docentes también puedan comprometerse en un trabajo colectivo, donde lo que nos reúna sea una tarea o un proyecto que tenga que ver con la comunidad y que permita a los chicos y las chicas pensarse a sí mismos y mismas, a los otros y al mundo; que les permita hacer sentido y encontrarse, salir del sentido común y pensar con otros. Enlazarse a través del conocimiento para entramarse en un tejido comunitario que genere nuevas formas de reconocimiento y cuidado colectivo.

 

Manos a la obra

Queridos y queridas colegas, hasta aquí hemos intentado problematizar distintas formas de lo colectivo que pueden reponerse en la virtualidad y en el aula de Moodle. El objetivo no es espejar la escuela en un nuevo contexto sociotécnico, sino recuperar una dimensión fundamental de la escuela como experiencia cotidiana, como institución de trasmisión de la cultura y como espacio de encuentro con los otros. Una dimensión sin la cual se hace difícil el desafío de cuidar y enlazar a propósito del conocimiento.

A continuación, les presentamos las actividades en las que estaremos trabajando:

 

Actividades

 

Actividad de proceso  - 2da. etapa de realización

 

En esta semana continuamos trabajando al interior de cada grupo, en la edición del espacio correspondiente en el aula de práctica, a partir de la planificación elaborada.

 

Actividad opcional, de tipo exploratoria

 

Por otro lado, las y los invitamos a explorar en forma personal (individual) en el aula de práctica la creación de grupos, foros grupales y wiki.

 

Nota: En el aula de práctica no cuentan con usuarios estudiantes, sino que todos/as están con rol de profesor con permisos de edición. No obstante, para la experimentación, es posible realizar grupos que incluyan estos roles.

 

Les acercamos una sugerencia de recorrido posible:

1.   Crear 2 grupos, para asignar a cada uno por lo menos a 2 de sus compañeros/as de equipo. Numerar a cada grupo de manera secuenciada o bien, colocarle un nombre que los identifique para los compañeros. Para ello al crearlos deberán observar los que ya han sido creados en el aula, para no repetir numeración ni nombre.

2.   Luego de crear los grupos se deben agregar los usuarios a cada uno. Buscar en la lista de usuarios el apellido correspondiente a cada compañero/a a asignar.

3.   Una vez creados los grupos y asignados los usuarios les proponemos agregar 3 ACTIVIDADES de modalidad grupal.

Para esto pensar una consigna que promueva el trabajo grupal, puede ser una única pregunta que invite al desarrollo colectivo.

Los espacios a crear para el trabajo grupal son:

     1 Foro de intercambio grupal (Foro de uso general) con grupos separados

     1 Wiki colaborativa, para grupos separados

     1 Tarea con Grupos Separados

 

Participación del 2do. Encuentro sincrónico en línea (opcional)

 

Al igual que la semana anterior, el formador a cargo del aula les enviará el enlace para participar de este encuentro.

 

Nota: Podrán participar del evento ese día y horario, a través el enlace enviado por el/la tutor/a o bien,  en el caso de no poder seguir el encuentro en línea, podrán observar posteriormente su grabación. Sugerimos la participación, en caso de ser posible, para evacuar todas las dudas que surjan en la edición del aula de práctica.

 

Referencias

Ministerio de Educación (2020). Jornadas Nacionales de Formación Docente. Mesa panel ¿Reinventar la escuela? ¡Reivindicar la escuela! Elsie Rockwell y Marcelo Caruso [Archivo de video]. Disponible en https://youtu.be/b-ar2w23QU4

Larrosa, J. (2018). P de Profesor. CABA: Centro de Publicaciones Educativas y Material Didáctico.

Páginas Web

Moodle. Disponible en https://docs.moodle.org/

Videos

Julieta Montero (2012, 6 de septiembre). La máquina de enseñar de Skinner [Archivo de video]. Disponible en https://youtu.be/NJzu-RKpepc

PostituloEduTIC (2015, 4 de noviembre). El trabajo colaborativo y las TIC – Daniel Feldman y Flavia Terigi [Archivo de video]. Disponible en https://youtu.be/DnK7IazI_qg

Imágenes

Argentina. Ministerio de Educación de la Nación (2015) Presente. Retratos de la educación argentina. CABA: Ministerio de Educación de la Nación.

 

 

Licencia Creative Commons

 

Autor(es): Dirección de Educación Superior - Dirección de Formación Docente Permanente. Equipo de Formadores ETR TIC. 2020.

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DALE Cuadernillo nivel 1 del alumno

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