martes, 8 de septiembre de 2020

Moodle


 Moodle


https://docs.google.com/document/d/1BS1wRK6vnxzX9RfMXmsQ1OfIfkd1OLbqe8oXszHIBLM/edit?usp=drivesdk

Conocimientos básicos de Moodle -

Hacia una pedagogía de la virtualidad


Módulo 1. ¿Qué supone enseñar a distancia en entornos virtuales?

 

Introducción

Comenzaremos este recorrido pensando qué implica seguir haciendo escuela en la no presencialidad y cómo la virtualidad se configura en un modo posible de recrear sus espacios y modos de enseñar. En ese sentido, entendemos que las plataformas virtuales para la educación, como Moodle, constituyen un contexto sociotécnico en el que podemos plasmar propuestas de enseñanza para cuidar y enseñar mientras dure el aislamiento preventivo en la Provincia de Buenos Aires.

Entendemos que, por sí mismo, este entorno no garantiza el sostenimiento del vínculo entre los y las estudiantes con la escuela ni la significatividad de las propuestas de enseñanza que en ella se dispongan. Por eso, es desde la búsqueda y desde el empecinamiento pedagógico, que nos convoca a seguir pensando juntos, que abordaremos la exploración de los posibles usos de la plataforma y desde donde recorreremos los distintos modos de ordenar la enseñanza que propone su particular arquitectura técnica.

 

Objetivos

   Abordar las especificidades de hacer escuela en la virtualidad y en contexto de aislamiento social, preventivo y obligatorio.

   Indagar sobre las características propias de la plataforma Moodle, provista por la DGCyE, y sobre los intercambios y propuestas pedagógicas que habilita con las y los estudiantes de la Provincia de Buenos Aires.

   Compartir criterios pedagógicos para el diseño de propuestas en el aula virtual.

 

Contenidos

Hacia una pedagogía de la virtualidad: análisis y construcción de criterios para la continuidad pedagógica. La plataforma Moodle: medios para el diálogo y diseño de propuestas para acompañar las trayectorias de los y las estudiantes.

Disponer la clase y disponer la conversación, la narrativa en el medio digital para sostener el vínculo pedagógico. Las metáforas de clase y aula virtual, territorios para sostener el vínculo con la escolaridad. Momentos, temporalidades y organización del encuentro pedagógico a distancia. El lugar de la narrativa.

 

La escuela desde casa

La interrupción de las clases presenciales y el aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado en marzo, a raíz de la pandemia de COVID-19, han dado lugar a configuraciones sociales y escolares inéditas. Se trata de nuevas formas de escolaridad más o menos espontáneas en las que se redefinen tanto los tiempos, los espacios y las formas como los vínculos entre docentes, estudiantes y familias. Unas configuraciones heterogéneas y aún en construcción donde lo que se sostiene es el acuerdo ético, político y pedagógico de seguir haciendo escuela.

En este marco, la virtualidad irrumpe como una opción para muchos (aunque no para todos) y no solo como una nueva herramienta o soporte, sino más bien como un contexto, un ambiente sociotécnico, en el que nos encontramos construyendo nuevas rutinas para mantener el vínculo que es condición para enseñar y aprender. Un entorno para la continuidad pedagógica que adopta distintas formas de acuerdo a los medios y modos que elijamos, y también de acuerdo a cómo los pongamos en diálogo entre sí.

Sin ninguna duda, la virtualidad –como un espacio donde no estamos todos– es una llamada de atención que debe ser mucho más que una nota entre paréntesis, porque la igualdad y la inclusión son el horizonte que organiza nuestra tarea diaria. En este sentido, es claro que la pandemia ha multiplicado y profundizado los desafíos de la escuela en la Provincia de Buenos Aires. Estos desafíos tienen que ver con hacer disponible e invitar a la cultura común en un contexto profundamente desigual y diverso, donde garantizar la asistencia cotidiana y un horizonte de oportunidad simétrico y justo ya eran una tarea central, especialmente en el nivel Secundario.

Es así que, junto a las propuestas virtualizadas en múltiples plataformas (WhatsApp, redes sociales –como Facebook– o plataformas de enseñanza –como Google Classroom–, entre otras) y a través de diversos dispositivos (tablets, computadoras, celulares), se suman otras formas de estar juntos. Es el caso de los cuadernillos de continuidad pedagógica de los portales Continuemos Estudiando de la DGCyE y Seguimos Educando del Ministerio de Educación de la Nación, disponibles para navegar y descargar sin consumo de datos móviles. También, de los programas de radio y televisión –los oficiales y aquellos otros que se hacen desde territorio–; de las tareas en la tranquera, que distribuyen y recuperan docentes y directivos en islas y parajes rurales. Las experiencias son innumerables y tan diversas como nuestra provincia y nuestras escuelas.

Es en esta diversidad y multiplicación de configuraciones que venimos a proponer el trabajo en una plataforma específica, Moodle, con el fin de contribuir a crear nuevas rutinas y formas de institucionalidad que organicen la diversidad, aunque no para reemplazar lo que hicimos, sino para construir un espacio colectivo que pueda comenzar a reunirnos a todos. Se trata de una herramienta más que, por sus características, creemos de enorme valor especialmente para los y las estudiantes que ya están alfabetizados y en el marco de un proyecto institucional en aquellas comunidades donde podamos avanzar en garantizar el acceso y la conectividad. 

A continuación, abordaremos las características generales de la plataforma con la intención de convocar al entusiasmo y comenzar a conocer sus particularidades.

 

Por qué Moodle


La Dirección General de Cultura y Educación adopta para sus actividades virtuales la plataforma Moodle.

MOODLE es un acrónimo en inglés de Module Object-Oriented Dynamic Learning Environment (Entorno de Aprendizaje Dinámico Modular Orientado a Objeto). Se trata de una de las plataformas más usadas en educación, un espacio digital específicamente diseñado para dar lugar a distintos modos de organización de la enseñanza y el aprendizaje por medios virtuales.

Una de las características centrales de Moodle es que es software libre de Código Abierto bajo Licencia Pública General GNU (Licencia Pública General). ¿Qué quiere decir? Que cualquier institución puede no solo usarla, sino también adaptarla,  extenderla  o modificarla, tanto para proyectos comerciales como no comerciales, sin pago de cuotas por licenciamiento. No hay grandes compañías detrás de esta plataforma, sino un conjunto de organizaciones y usuarios que apuestan a un nuevo modo de propiedad intelectual basado en el don y la colaboración.

Elegir Moodle también es el modo de evitar los grandes conglomerados digitales como Google (propietaria de YouTube) y Facebook (propietaria de Instagram y WhatsApp). Estas empresas, que se dividen la enorme mayoría del tiempo de conexión de la humanidad completa, ofrecen a los usuarios servicios gratuitos al tiempo que cotizan en bolsa, en un esquema de negocios que incluye la publicidad, el registro y la comercialización de los datos de las personas que en ellas participan y se encuentran.

Por lo tanto, proponer Moodle como entorno sociotécnico de educación en la virtualidad frente a otras opciones obedece, antes que nada, a un posicionamiento que abona al concepto de soberanía tecnológica como política de Estado. De este modo, y en clave de garantía del derecho a la educación, propicia además discusiones valiosas para la apropiación de aspectos vinculados a la ciudadanía digital, más allá de los entornos virtuales para la enseñanza y aprendizaje.

 

Recorrida por el aula Moodle

Este aula de formación es un aula de Moodle. A continuación, podrán observar un recorrido general por un aula de ejemplo de la plataforma en la que nos encontramos. Como veremos, su arquitectura técnica recurre a metáforas escolares como aula y clase y permite que los usuarios accedan desde distintos “roles” y con permisos distintos según sea como profesor o como estudiante. Los invitamos a mirar atentamente para comenzar a pensar juntos qué podemos y no podemos hacer en este espacio virtual. 

Fuente: Ezequiel Layana (2020, 22 de abril). Reconociendo el aula [Archivo de video]. Disponible aquí.

 

La continuidad pedagógica en el espacio virtual

Contar con un aula virtual, en este particular contexto, resulta una enorme oportunidad para acompañar a las y los estudiantes de la Provincia de Buenos Aires. Es un espacio de encuentro propicio para recuperar y potenciar las múltiples iniciativas que por estos días se han puesto en marcha en las distintas instituciones.

En cada escuela donde nos desempeñamos nos preocupan mucho, desde el inicio de la cuarentena, las formas y medios para el sostenimiento del vínculo entre docentes, estudiantes y familias, lo crucial de la posibilidad del encuentro a la distancia, la creación y multiplicación de los lazos para que ningún niño, niña, adolescente o joven quede afuera. En ese sentido, los medios virtuales brindan una gran ayuda siempre que contemos con las condiciones de conectividad necesarias que permiten poner en juego nuevas estrategias de enseñanza en este escenario inédito que nos desafía.

Asumir la responsabilidad pedagógica de la escuela requiere situar en el centro de la labor formativa a la enseñanza, en tanto proyecto político y cultural orientado a lograr que las y los estudiantes no solo accedan, permanezcan y egresen de las instituciones educativas, sino, ante todo, que aprendan”

Claudia Bracchi, Segundo Documento Base (SSE, 12/05/2020).

 

Lograr que los y las estudiantes aprendan, creemos, no es una cuestión de plataformas, sino de enseñanza: es tarea de los y las docentes en el marco de un proyecto institucional que dialoga con la comunidad. Entonces, en este módulo comenzaremos a recorrer el camino de construir juntos una pedagogía de la virtualidad, unos modos de hacer, de interrogar y de construir que nos contengan y nos sostengan en esta tarea de hacer escuela por otros medios.

 

La escuela y las escuelas

Parece claro que la situación por la que atravesamos nos deja muchas preguntas. Algunas son dilemas urgentes, otras son preguntas que, en realidad, hacen visible lo que quizás hemos naturalizado. Sin duda, una de ellas remite al sentido de la escuela y de la enseñanza escolar: qué de aquello que llamamos escuela no podemos suspender en tiempos de pandemia y qué, al contrario, tenemos que traer de nuevo al centro precisamente por la pandemia. Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de hacer escuela mientras las puertas de las escuelas están cerradas?


 

En relación a esta pregunta, en un encuentro reciente, en el marco de las Primeras Jornadas de Formación Docente del INFD, Inés Dussel (Ministerio de Educación, 2020) definió lo que, desde su punto de vista, está en el corazón de la escuela, aquello que hace escuela a una escuela:

         En primer lugar, la existencia de un espacio y tiempo definido compartido entre generaciones y organizado en torno a los saberes. No tiene que ver entonces con el edificio escolar (Dussel nos recuerda que hubo escuela a la orilla del mar o debajo de un árbol antes de que hubiese escuelas), sino con los sujetos que se encuentran y los motivos de ese encuentro.

         Una determinada forma de organizar la conversación en torno a los saberes a través del estudio, de la práctica y de una tensión sobre el mundo, que nos enseña a pensar y a interesarnos por él, a interrogarlo desde un lugar distinto y propiamente escolar.

         Esa conversación supone una cierta calidad de la presencia, un trabajo de cuidado en cómo se presenta ese mundo, una selección amorosa de la experiencia humana que se pone a disposición de los nuevos y las nuevas.

La escuela aparece así como una institucionalidad organizadora, como un conjunto de rituales que –siempre situados– ordenan un encuentro intergeneracional donde los viejos ponen a disposición de los nuevos una porción de la cultura común para que se hagan de ella y con ella. Al mismo tiempo, ese poner a disposición asume modos también ritualizados y propios de lo escolar, uno de ellos, rasgo fundante, se trata de lo mismo para todos bajo el supuesto de que todos pueden. Entonces, la escuela no es cuatro paredes, un mástil y una pizarra; es, en realidad, modos de estar y hacer juntos que, en circunstancias extraordinarias, bien podrían reproducirse en otros escenarios. ¿Podrían reproducirse en otros escenarios?

La escuela: cuidado, enseñanza y aprendizaje

Los invitamos a ver el siguiente material que, de forma breve, entra en diálogo con las ideas expuestas hasta aquí. Se trata de un recurso generado por la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia a propósito de la enseñanza digital en tiempos de pandemia y que nos ayuda a pensar el lugar de la transmisión escolar. Su inclusión aquí responde, precisamente, a la voluntad de inscribir este debate en un marco global, ya que el hacer escuela por otros medios es hoy un desafío que no reconoce fronteras. Disponible aquí.

 

Hacer escuela siempre, y quizás aún más en estos tiempos tan convulsionados, es hacer que las cosas del mundo sean accesibles para todas y todos y, al mismo tiempo, susceptibles de resignificación en cuanto a su sentido. Nos referimos a un hacer escuela mediante posiciones de cercanía, confianza, cuidado y respeto que alberguen estrategias de inclusión y de efectiva democratización de los escenarios escolares para los y las estudiantes, favoreciendo condiciones de acceso a la educación en términos de derechos y revalorizando el carácter público de la escuela en tiempos de aislamiento social, preventivo y obligatorio.

Sin embargo, en las escuelas no nos ha resultado fácil hacernos del tiempo para esta pregunta o para otras; detenernos ha resultado complejo y, en cambio, quedamos atrapados en un devenir veloz de actividades, tareas, demandas y exigencias. Es por eso que, para poder avanzar y pensar lo que sigue, es fundamental inscribirnos en una nueva temporalidad donde sea posible tomarnos el tiempo para formarnos y también, y sobre todo, para pensar con otros y otras docentes, con los equipos de conducción, con los y las estudiantes y con las comunidades.

Por eso mismo, no se trata únicamente de un tiempo nuevo, sino de volver al espacio propio, para reflexionar no ya solo la escuela, sino cada una de nuestras escuelas. Imaginar alternativas y crear propuestas que sean para estos chicos y estas chicas, para estos y estas adolescentes y jóvenes, desde las condiciones de posibilidad tan diversas que hay en el territorio. En este tiempo inédito tal vez no sepamos exactamente cuál es el mejor camino y debamos asumir que estamos en una etapa de producir respuestas sobre cómo acompañar mejor para que todos y todas aprendan; pero lo que sí tenemos que saber es que no es necesario hacerlo solos o solas.

 

Los rituales del aula virtual

Como ya hemos señalado, Moodle nos ofrece una forma de llevar adelante los encuentros pedagógicos en el marco de una arquitectura técnica donde hay un aula para cada materia y su grupo de estudiantes; allí, se organizan sucesivamente las clases. Antes de poner en tensión este esquema (que lo haremos), los invitamos a pensar dentro de la caja, es decir, dentro de ese marco de posibilidades que nos habilita la plataforma en su uso más habitual y que sugiere un conjunto mínimo de rituales organizadores, de esos que no abundan por estos días.

Una de las cuestiones fundamentales tiene que ver con pensar cómo generar cercanía y confianza con estudiantes que, muchas veces, no llegamos a conocer al momento de la interrupción de las clases presenciales. En esta línea, la paradoja reside precisamente en cómo generar presencia en la distancia, cómo poner y arrimar los cuerpos para que estemos juntos interrogando el sentido común de las cosas del mundo. Si bien abordaremos este tema en extenso en el Módulo 3, adelantaremos aquí que habitar un aula virtual es un poco como habitar un aula física.

La comunicación y el intercambio son claves en entornos virtuales para la enseñanza y el aprendizaje, y, como sucede en la presencialidad, constituyen uno de los elementos definitorios en la constitución del vínculo pedagógico. Una de las formas de producir el hecho social en un aula virtual es inscribir la propuesta en una narrativa, en una construcción discursiva multimedial y multimodal que convoque, construya proximidad y que considere el particular contexto en el que se encuentran nuestros y nuestras estudiantes, conectando con sus intereses, motivaciones y aquellas situaciones que los puedan estar atravesando.

Pensemos, por caso, cuán difícil se hace imaginar una clase en la que, nosotras y nosotros docentes, ingresamos al aula y hablamos de corrido o dictamos una lista de conceptos, con tono monocorde y en un registro excesivamente formal, sin traer los gestos y los tonos, sin imprimir ritmos, sin explicar o generar actividades que permitan interactuar y ceder las palabras y las cosas. Este modelo de clase muda, que no se sostiene ni produce aprendizajes significativos en la presencialidad, no debemos replicarlo en el aula virtual.

 

En su libro Leer el mundo (2016), la antropóloga francesa Michèle Petit, asegura que “el relato vincula”. Desde su punto de vista, narrar es una forma de tejer puentes con el mundo, con los pares, entre generaciones, con uno mismo, y de ligar la experiencia y lo que de otro modo aparece como fragmentario. Señala en particular (y premonitoriamente) que, durante las crisis, el relato resulta un ejercicio ordenador que tranquiliza y repara.

“La literatura, oral o escrita, se acuerda a veces del aeda acompa­ñado de su lira. Y las historias son desvíos que nos permiten representar nuestra propia experiencia, darle sentido, saber­la compartida, pero también reencontrar, a veces, debajo del verbo, las sensaciones maravilladas que suscitó en nosotros el descubrimiento de los seres y de las cosas, de las vacas ma­rrones y del hermoso caballo bajo los naranjos. El sabor de la vida y su canto” (Petit, p. 100)

 

En este sentido, y para pensar una clase inscripta en un relato, la plataforma Moodle dispone de muchos recursos y combinaciones posibles. Podremos optar por aquellos que mejor contribuyan a la presentación de los contenidos y sean más adecuados para los objetivos que nos planteamos. La decisión por unos y por otros es una decisión situada, que tiene que ver con los y las estudiantes que tenemos, las comunidades que habitamos y el trabajo con el saber que nos disponemos a proponer. En definitiva, esa decisión no es una decisión aislada y solitaria. Se construye en el marco de los acuerdos institucionales que se dan al interior de cada escuela, con otros y otras docentes.

Les acercamos un tutorial que sintetiza los principales recursos y herramientas que ofrece Moodle. Las y los invitamos a recorrerlo identificando y recuperando potenciales dudas o inquietudes. Más adelante, tendrán además la oportunidad de experimentar en rol de Profesor (nomenclatura de Moodle) en un aula de práctica.

 

Disponer la clase en Moodle

Disponer la clase en un entorno virtual es una tarea que tiene mucho de trabajo docente cotidiano. Supone, en principio, seleccionar materiales y armar una cierta coreografía de tiempos, recorridos y actividades. También sobre este punto profundizaremos más adelante (en el Módulo 2), pero vamos aquí con los rudimentos.


Una cuestión central para el trabajo pedagógico en la planificación de la enseñanza son los tiempos. Es importante destacar que cuando hablamos de encuentro o de clase no estamos suponiendo un cara a cara online entre docente y estudiantes ni una conexión simultánea como condición o forma única.

En contraposición, lo específico del encuentro pedagógico en el aula de Moodle es que se concibe prioritariamente como asincrónico y de un período extendido en varios días o semanas; es decir que cada estudiante accede al aula y a la voz, a la imagen y escritura del docente y sus compañeras y compañeros, a los materiales y actividades que allí disponemos, en algún momento dentro de un período más o menos flexible y de acuerdo a sus propias posibilidades.

En los últimos meses, nos hemos dado cuenta de que disponer una clase en un entorno virtual demanda un tiempo extenso y un trabajo profundo. Es por eso que la clase virtual tiene que ser pensada con otra periodicidad, distinta a la diaria o a la semanal, y como una propuesta que contenga un recorrido más amplio, aunque se vaya develando por etapas más o menos anticipadas y anticipables.

Al momento de concebir el diseño de nuestra propuesta a distancia en entornos virtuales, es crucial tener en cuenta el tiempo que las y los estudiantes destinarán para la participación. Esta consideración deberá incluir: 

       posibilidades y condiciones de acceso

       tiempo de conexión

       descarga y lectura de materiales

       tiempo para aclarar las dudas

       resolución de posibles actividades previstas

       saberes técnicos y experiencia en ámbitos virtuales

Las actividades y espacios que propongamos deben tomar nota de estas variables y delimitar, en todos los casos, la necesidad de lo que llamamos un diagnóstico tecnopedagógico de la situación de nuestros y nuestras estudiantes.

Por otro lado, sabemos que –en el contexto incierto en que nos encontramos– hemos tenido que reformular y poner en cuestión nuestra planificación. Sin embargo, especialmente en esta situación de incertidumbre, resulta imperativo dotar de cierta organización de agenda periódica, en tramos cortos, para contribuir a la planificación personal de las y los estudiantes, sus familias y las nuestras. Planificar en una nueva temporalidad y haciendo explícito cada paso. A continuación, proponemos un esquema básico de organización común.

 

1.  Presentación y anticipación

El planteo claro de los propósitos que se persiguen en el encuentro, los contenidos que serán trabajados y el tiempo que se destinará (que podrá ser en semana/s) deberá ser presentado con explicaciones concretas, sencillas y amenas de parte del o de la docente. De esta manera, se contribuye al marco de seguridad que tanto estudiantes como familias necesitan en esta situación de vínculo con lo escolar desde la no presencialidad.

 

Un punto importante a tener en cuenta es que el espacio virtual nos ofrece la posibilidad de seleccionar materiales en distintos formatos multimediales y multimodales. Sin embargo, esa selección (amorosa, dijimos) debe responder a varios criterios específicos que hacen a la virtualidad. La primera regla es que la selección responda a criterios pedagógicos y no a la disponibilidad o las mieles del mercado: existen muchos videos, aplicaciones e incluso secuencias didácticas muy listas para usar, pero ¿se ajustan a lo que quiero enseñar y a cómo quiero enseñarlo?, ¿están pensadas para mis estudiantes?, ¿se vinculan con sus intereses y con sus saberes? Por otro lado, también es necesario pensar en lo mundano a partir de lo que ya sabemos de nuestros y nuestras estudiantes: ¿cuántos megas requiere visualizar o acceder a ese recurso?, ¿tienen disponibilidad de datos para poder descargarlo?, ¿se ajusta al tipo de dispositivo desde el cual estarán accediendo mayoritariamente?

Como ya se ha dicho, la diversidad de recursos digitales permite acercar la voz e imagen del o de la docente en la asincronía; por ejemplo, a través de la grabación de audios o videos disponibles en el aula virtual. Recuperar la oralidad y reponer los cuerpos y los rostros –no solo docentes, sino abriendo la posibilidad a los y las estudiantes– es una estrategia que otorga a la experiencia virtual otra densidad, más comprometida y convocante.

 

2.  Desarrollo del encuentro

El uso de recursos específicos de Moodle (como “Libro”, “Página web”, carpetas con archivos, URL, etc.), así como aplicaciones de la web que permiten el diseño enriquecido de materiales que se integran al aula virtual, ofrece un abanico de posibilidades didácticas para la explicación y la narración de contenidos, la profundización, la problematización de casos de análisis y todas las estrategias que el o la docente desee desplegar según el modelo pedagógico que siga.

Un punto clave en el desarrollo es el planteo de actividades para el/la estudiante: ¿qué interacciones y producciones deberá realizar con los materiales presentados, en forma personal, con sus compañeras y compañeros y con el/la docente? ¿En qué lapso de tiempo lo propondremos?

Para delinear la secuencia de actividades, pensar tanto en lo que se espera del hacer del estudiante en forma individual y en interacción con su grupo de pares y con el/la docente como en qué plazo (posible) para el logro de los propósitos planteados son ítems fundamentales.

 

En el espacio de enseñanza virtual a distancia se retoman las prácticas habituales de las clases presenciales: presentar los contenidos, ampliar la explicación de conceptos complejos, ejemplificar, contextualizar o jerarquizar lecturas, proponer actividades, darles sentido.

Es muy importante aclarar que de ninguna manera esta forma de presentar los saberes o de abordar la explicación supone retomar el un esquema deductivo de clase “presentación de contenidos + actividad de aplicación o ejercitación”. Por el contrario, proponemos: primero, ser creativos y creativas en la secuenciación de los distintos elementos poniendo el ojo en los espacios de autonomía y producción, propia y con otros; segundo, saber que las y los docentes estamos aprendiendo junto a las y los estudiantes; y, por último, no olvidarnos de que probando podremos construir mejores propuestas.

 

3.    Cierre y continuidad

Cerrar el “círculo” de lo que se propone ofreciendo información acerca de las devoluciones que se brindarán, en qué espacio, cuándo, mediante qué tipo de intervención docente y/o de sus pares contribuye a la organización y seguridad del/de la estudiante respecto del recorrido que llevará adelante.

El planteo de puntos de continuidad “con lo que vendrá” en un próximo encuentro o “clase” también es una anticipación conveniente a realizar en el cierre de este momento pedagógico, promoviendo nuevos intereses y el fortalecimiento del sentido global para el tránsito por todo el trayecto.

 

Ahora que comenzamos a conocer la caja o arquitectura técnica de Moodle, que habilita formas de trabajar con los saberes e interacciones con otros, les proponemos ponerla en tensión y pensarla de otros modos. Un poco a la manera del gato de Schrödinger, se trata de poder estar al mismo tiempo adentro y afuera de esa caja. 

Lo que trae de bueno el uso institucional de una plataforma es la posibilidad de ordenar una propuesta en un solo espacio virtual a partir de un eje donde se vincule lo que venimos haciendo. Así, tenemos la oportunidad de organizar la virtualidad como propuesta y como experiencia. Pero eso no supone, necesariamente, que a un aula le corresponda una materia de un curso; podemos pensar formas de agrupar que desafíen el formato y que se acomoden mejor a lo que estamos necesitando.

Puede ser un aula para cada curso con una ventana por materia o, mejor aún, un aula por área donde podamos pensar clases juntos a partir de saberes integrados interdisciplinarios, multidisciplinarios o transdisciplinarios. Puede haber un aula para jugar, para estar de recreo, con o sin supervisión de los adultos. También un aula que sea sala de profesores, con planificación, pero también con mate y conversación sobre el clima. Otra, ¿por qué no?, que nos acomune o que nos ponga a trabajar de otro modo. El potencial es inmenso.

 

Queridos y queridas colegas, llegamos al cierre de este primer módulo. Nos propusimos abordar el concepto de entornos virtuales para la enseñanza y el aprendizaje y las metáforas de aula y clase virtual que nos permiten organizar la tarea, los tiempos y los recursos en el actual escenario de aislamiento. También, realizamos una primera presentación de nuestra plataforma Moodle. Las y los invitamos ahora a comenzar a acercarse a los recursos que ofrece este entorno para imaginar otros recorridos posibles en sus prácticas de enseñanza tomando como punto de partida todo lo ya realizado con medios digitales.

¡Nos encontramos en las primeras actividades!

 

Manos a la obra

A continuación, les presentamos las actividades con las que estaremos trabajando junto al detalle de cada una.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Actividades

 

Actividad 1

1.   Recorrer y leer detenidamente el tutorial de Moodle.

2.   Invitación: las y los invitamos a registrar, en el muro disponible en el aula, aquellas dudas e inquietudes que puedan surgir. Serán un insumo muy importante para recuperar y poner en común en el encuentro sincrónico que les propondremos en esta semana. Aquí podrán observar un tutorial para dejar su inquietud en el muro.

Objetivos de la actividad

Se espera que puedan tener un primer acercamiento a los recursos de la plataforma virtual para la enseñanza a distancia que propone la DGCyE (Moodle).

Modalidad de participación

Individual.

Los recursos a utilizar

Tutorial de Moodle, muro digital para el registro de inquietudes de Moodle, foro de consultas para las dudas que surjan, dispositivo (PC, notebook o celular) y acceso a internet.

Tiempo previsto para el desarrollo de la actividad

Durante la primera semana del curso.

 

Actividad 2

En línea con la propuesta del módulo –caracterizado por una búsqueda permanente de diálogo entre lo teórico, nuestra praxis como educadores y educadoras y el particular contexto que nos atraviesa–, les proponemos la siguiente actividad:

1.   Ingresar alForo de presentación y reflexión sobre la enseñanza en entornos virtuales”. Allí, los invitamos a presentarse (contando el distrito donde residen o desempeñan su tarea docente y lo que deseen compartir en relación a ese desempeño). Luego les proponemos recuperar una experiencia relativa a estrategias de continuidad pedagógica que hayan puesto en marcha a través de medios digitales, u otra situación significativa que nos permita pensar y construir sentidos colectivamente. Analizar muy brevemente la experiencia a la luz de alguno de estos ejes:

- la construcción dialógica en los medios digitales;

- el sostenimiento del vínculo a través del medio utilizado;

- la “adaptación” del medio virtual disponible como entorno para la enseñanza y el aprendizaje;

- las posibilidades didáctico-pedagógicas que observamos en el entorno de Moodle;

- la propuesta de actividades para el/la estudiante a distancia (adolescente, joven o adulto/a) o para el niño o la niña acompañado/a de su familia;

Objetivos de la actividad

Se espera que, al recuperar los aportes del módulo, logren analizar una situación que dé cuenta de una práctica de enseñanza concreta en el ámbito virtual que hayan llevado adelante como estrategia para la continuidad pedagógica y que, de este modo, puedan anticipar otras oportunidades posibles a través del entorno de Moodle.

Recordamos que el foro es un espacio para conversar. Esperamos, por tanto, que puedan leerse entre colegas del aula, retomar el aporte de otro/a compañero/a para una verdadera construcción colectiva. En este sentido, realizar participaciones sintéticas contribuye a la lectura de todos/as y brinda mayor dinamismo a las interacciones. Alentamos, entonces, las participaciones breves en distintos momentos de la semana y no una sola de gran extensión.

 

Referencias

Bracchi, C. (2020, 12 de mayo). Enseñanza y evaluación. Tercer Etapa de la Cuarentena. Documento Base. Buenos Aires: Subsecretaría de Educación de la DGCyE.

Ministerio de Educación (2020, 21 de mayo). Jornadas de Formación Docente. Inés Dussel y Flavia Terigi [Archivos de video]. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=pZYGWi7nHQM

Petit, M. (2016). Leer el mundo. Experiencias actuales de transmisión cultural. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Universidad Pedagógica Nacional. (2020, 10 de junio). La escuela: cuidado, enseñanza y aprendizaje [Archivo de video]. Disponible en https://youtu.be/b4T-eAtoPIM

 

Imágenes

Argentina. Ministerio de Educación de la Nación (2015) Presente. Retratos de la educación argentina. CABA: Ministerio de Educación de la Nación.

 

Licencia Creative Commons

 

Autor(es): Dirección de Educación Superior - Dirección de Formación Docente Permanente. Equipo de Formadores ETR TIC (2020)

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DALE Cuadernillo nivel 1 del alumno

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